El libro nos revela una serie de fotografías de la piel como un espacio geo-poético, cada una como un relato de vida en tres partes: dolor, ausencia y amor. La poesía se convierte en la aliada perfecta para darle un nombre a cada una de las fotografías con la que sus ojos se encontrarán en cada página; impregnadas de un lenguaje poético, como un intento heroico de llenar aquellos vacíos que van dejando el paso por la vida.
“Se impregna en mi piel, tu tacto. Sentidos clandestinos marcadas en mi tiempo. Lo real está hecho de tiempo. Y fue posible un cuarto, nuestro cuarto.
Pero como el ocaso, llegaste y te fuiste. Consumo irrevocable del deseo, anhelo doloroso del amor.”